Que no tengas empleo no significa que no seas empleable.
Hace aproximadamente seis meses llegó a mi oficina Mariana, una mujer de 33 años con pregrado, especialización y poco más de 10 años de experiencia; sin embrago hacía dos años que la empresa para la cual había trabajado en los últimos seis años (multinacional) venía en un cambio estructural y cultural lo que la había hecho prescindir de más de 400 colaboradores en menos de tres meses; y pues, Mariana no se escapó de ser liquidada y despedida.
Mariana, estuvo buscando empleo por alrededor de un año sin resultado alguno cayendo en una crisis y en una depresión por no tener empleo, sintiendo que ya ninguna empresa le iba a dar la oportunidad y que tendría que buscar algo alterno porque creía que ya no era empleable. Cuando nos conocimos, me comentó que mi nombre se lo refirieron y dijo: bueno, ya llevo más de un año buscando, ¿por qué no darme la oportunidad y entender qué puede estar pasando?; adicional, hizo mucho énfasis en que estaba bastante triste y aburrida porque sentía que su vida laboral había terminado.
Cuando empezamos la asesoría, advertí poco a poco como su Ser empezaba a reflexionar y a notar los posibles errores que había cometido en su búsqueda de empleo. Empecé por analizar su Hoja de Vida y lo que proyectaba en ella haciéndole ver que al problema radicaba en que su experiencia la minimizaba, no le daba la importancia a los cargos ocupados y los escribía de una manera poco atractiva, esto sin contar que no relacionaba resultado alguno, tampoco los proyectos en los cuales participó y mucho menos había escrito un perfil que realmente la vendiera.
Cuando llegamos a la mitad del proceso me dijo con una voz enérgica que nunca se había puesto a pensar sobre sus competencias, sus diferenciales, lo que ella es como profesional y que, el ejercicio realizado conmigo le había hecho reflexionar muchos ítems importantes sobre su trayectoria y vida profesional. Una vez terminado el proceso, al mes y medio empezó a tener procesos de selección y en menos de tres meses logró ubicarse en un excelente cargo; evidentemente entendió que el problema no era su empleabilidad, el problema radicaba en la manera en la cual se comunicaba y transmitía su valor como profesional.
Es muy común encontrarme con este tipo de situaciones, donde las personas no tienen una hoja de vida optimizada y asumen que su empleabilidad llegó a su fin. Antes de sacar conclusiones, te recomiendo analices si esa hoja de vida que entregas y con la cual aplicas sí es la adecuada, o necesitas hacerle una reestructuración total para que llegues a los procesos de selección.
Recuerda que para ser empleable debes:
1. Encontrar y reconocer en qué destacas, en qué eres bueno, qué le ofreces al mercado laboral y por qué una empresa debería contratarte.
2. A partir de ahí, no antes, redacta tu curriculum; recuerda utilizar los resultados del ítem anterior en tu perfil profesional y mencionar de manera destacada tu experiencia laboral, resaltando resultados mas que funciones.
3. Asegúrate de que tu Hoja de Vida quede redactada para que todas las personas de una empresa puedan leerla y entenderla, desde el practicante de gestión del Talento Humano hasta el CEO.
4. En la redacción utiliza palabras de impacto que mantengan al lector activo, interesado y con ganas de saber un poco más.
5. Nunca pierdas la confianza en ti, allá afuera hay un mercado laboral con oportunidades.
¿Quieres que escriba sobre algún tema en especial?
Déjamelo saber enviando un correo a claudia@claudiapalacio.com Un abrazo, Claudia Palacio